Mente cerrada
Los primeros en discrepar a la hora de componer o proponer una canción son aquellos que siempre objetan. En lugar de buscar su propio estilo, quieren sonar como otras bandas. Se ponen en plan de divas o tocan mal si no les gusta la decisión final, generando conflictos innecesarios.
Irresponsabilidad
Tener una banda es una forma recreativa de sacar todo el coraje y estrés del dÃa a dÃa. Pero para que funcione, todos deben poner de su parte. Si un miembro empieza a faltar a los ensayos, quedar mal en presentaciones, excederse en fiestas o vicios, eso genera estrés y puede romper la banda. Lo mejor es corregir esas prácticas o, en su defecto, apartar al miembro que las causa.
Metas
A veces hay muy buena quÃmica entre los integrantes, pero las metas son el problema. Para algunos es solo un hobby, para otros es un proyecto serio, y para algunos simplemente diversión. Si no se alinean los objetivos, lo mejor es dejar el proyecto y buscar uno que encaje con tus propias metas.
“Yokos”
Estos personajes, comparables con los “súcubos”, suelen causar conflictos cuando mezclan lo personal con lo musical. Si en la banda hay una mujer y el resto son hombres, es cuestión de tiempo para que surjan malentendidos sentimentales. Muchas veces una simple sonrisa es malinterpretada, generando celos y rivalidades que destruyen la armonÃa.
También existe el clásico o la clásica “Yoko” que, de manera consciente o inconsciente, disfruta generar caos. Suelen ser personas emocionalmente inestables que encubren sus inseguridades con actitudes de “rockstar”.
Moraleja
Una banda es un trabajo que debe hacerse con pasión y equilibrio. Aunque el mundo musical tiene mucha locura y diversión, también requiere seriedad. Al final, ¿en qué otro trabajo puedes hacer música, desahogarte, convivir y hasta volverte loco de vez en cuando?