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Hoobie o Emprendimiento


Es muy común empezar un proyecto musical cuando notas que tienes potencial en tu instrumento. El hecho de ganar dinero y vivir de lo que te gusta hace que comiences con mucha motivación: te juntas con tus amigos, sacan unas canciones, suenan bien y el viaje comienza.

Y aunque en un principio eso suene como otra historia de éxito —donde bandas de amigos la logran—, la verdad es que en Latinoamérica la mayoría de las veces no funciona. Esto se debe a que a menudo olvidamos el entorno en el que vivimos: un entorno tóxico en donde, aunque seas bueno, el público al que tocas no te reconocerá. Además, la mayoría de la gente prefiere otros géneros y, lo más importante, está la barrera del idioma: si no entienden las letras, no conectan y se van.

No basta solo con tocar bien. Hay que dedicarse, y los amigos muchas veces no son la mejor opción para un proyecto serio, ya que la amistad no es suficiente si cada integrante no entiende su rol, el cual va más allá de solo tocar el instrumento. Ese rol a veces lo trae cada integrante de forma natural, pero en la mayoría de los casos hay que trabajarlo y asumirlo conscientemente.

¿Pero de qué roles hablamos? Si yo toco la guitarra y los demás su instrumento, ¿no basta con eso? Bueno, extendamos esto usando a Metallica como ejemplo. Cuando sacaba canciones de esta banda clásica, a menudo veía a James —guitarra y voz— como el líder, a Lars solo como el niño rico, a Kirk como el virtuoso y a Jason como… este… el bajista. Pero en una entrevista James revela que, cuando se trata de contratos, todos voltean a ver a Lars. En entrevistas de bandas que han tocado con ellos, siempre mencionan que Lars está en backstage platicando con otras bandas, con la gente, conectando.

Con el tiempo mucha gente dice: “deberían sacar a Lars, ya no es tan bueno”, pero ¿cómo vas a sacar al líder de Metallica? Me dolió aceptarlo, pero es la verdad: James es la cara de la banda, la cara de la moneda que vende, pero quien lleva las riendas es el niño rico. Y tiene sentido: tiene educación de administrador, no de trabajador. Y funciona. Los miembros entienden ese rol: James escribe las letras que conectan, crea la base junto con Lars de lo que serán las canciones; Kirk complementa con riffs y solos; y Robert —quien me parece un tipo sobrado— aporta siendo el bajo. Él acepta que puede hacer más, pero también acepta su rol y probablemente realice más trabajo del que vemos fuera de los estudios y giras.

Entonces, si tu proyecto es verlo como algo de lo que quieres vivir, es necesario hacer sacrificios, aceptar que perderás más batallas de las que ganarás y, sobre todo, entender que el secreto es no detenerse. Para esto hay que tomar las riendas, hablar de frente al resto de los miembros y ver quién realmente está dispuesto a seguir en ese camino. De lo contrario, lo mejor es dejar de lado a ese miembro y buscar a alguien que sí entienda su rol y lo que tiene que hacer.

Habrá en la banda alguien con más facilidad para hablar y conectar, otro con mejor habilidad para componer, alguno que sepa producir demos decentes con una computadora, o alguien muy sociable que consiga fechas en fiestas y lugares. Pero, sobre todo, en conjunto se debe reconocer qué es lo que no pueden hacer y resolverlo. Prestar atención a lo que funciona en otras bandas y tratar de implementarlo de una mejor manera, sin necesidad de caer en copia. La capacidad de todos debe incluir también el reconocer que hay que invertir.

Algo que escuché de una banda es que no solo se enfocan en tocar bien en sus presentaciones, sino que a menudo invierten en láseres y humo seco. Incluso suelen llevar una botarga para abrir el slam. Y en este punto me parece una genialidad: si tienes canciones en inglés con palabras fáciles de entender, combinadas con un buen riff y una botarga que arme el desmadre, aunque no conecte la letra, el show se vuelve inolvidable y único. De ahí viene la palabra… “SHOW”.

Analiza las presentaciones de las grandes bandas, no solo los discos. Observa cómo se dirigen al público, qué hacen antes y después de un show, y sobre todo, de todo eso que ves, ¿qué puede encajar en tu proyecto?

Pantera, en un inicio con influencias como Kiss, solían tener una estética y sonido muy diferente, pero con el tiempo se dieron cuenta de que no era lo suyo. Ajustaron su sonido e imagen y se convirtieron en leyendas.

Y es este ejercicio de probar y ajustar lo que convierte un hobbie en un proyecto, el cual después tendrás que ver como un emprendimiento: entender qué hay en el mercado y ajustarte sin sacrificar lo que eres. Slipknot no estaba pensada para ser una banda con máscaras; la propuesta fue hecha para Mushroomhead, que la rechazó. Slipknot la aceptó y mira a dónde llegaron: era el elemento que les hacía falta.

En algunas bandas la estética es elemental para proyectar la música. Otros llevan esa estética a la teatralidad, como lo hace Ghost. Y aunque la música sigue siendo lo esencial, el cómo “empaquetas” tu propuesta marca la diferencia. Ese “empaquetado” lo verás en todos lados: no solo en los productos de las tiendas, también en miniaturas y títulos de YouTube o TikTok, en cómo ciertos artistas captan la atención del público, o cómo hacen llegar su música, a veces no solo subiéndola, sino con colaboraciones o incluyéndola en algún material audiovisual, película o serie.

Hay mucha tela de dónde cortar en este tema, pero lo importante es entender que, para que cualquier proyecto sea sustentable, necesitas ver ambas caras de la moneda. Y a menudo, como artista, solo vemos lo que nos gusta e ignoramos la otra cara: la que realmente hará que tu proyecto funcione.

Pero de eso te hablaré en otro artículo, así que no olvides seguirme en redes para estar al tanto de las publicaciones. ¡Gracias por pasar y mucha suerte en tu proyecto!

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